Lidia se despertó, estaba
abrazada a Zayn y él la rodeaba con un brazo. Le miró la cara, estaba dormido.
Pasó las manos por su pelo
mientras le observaba, sonrió y le acarició la cara. Justo cuando rozó la
comisura de sus labios, él le mordió un dedo.
Lidia: ¡Auch! *se puso
colorada* ¿estabas despierto?
Zayn: Puede… *esbozó una
sonrisa torcida y ella enrojeció más*
Lidia: Eh… yo… lo siento
*miró hacia otro lado, cortada*
Zayn: No seas tonta *le
cogió la cara para que lo mirase, aún sonriendo*
Lidia: No me mires tan…
así
Zayn: ¿Así cómo? *retiró
sus manos, ella no contestó* ¿te gusta mi pelo? *pasó una mano por él y se rió*
Lidia: Idiota *se moría de
vergüenza*
Zayn: No sabía que eras
tan… vergonzosa *su sonrisa se volvió más grande*
//Narra Lidia//
Zayn: No sabía que eras
tan… -será idiota, deja de sonreír así… :$- vergonzosa *sonrió más todavía*
Me volvía loca esa sonrisa
torcida, tan traviesa. Sus ojos de color miel me observaban atentamente,
mientras yo me ponía cada vez más colorada, como una idiota, perdiéndome en su
mirada, en sus labios, en ese rostro tan perfecto…
Zayn: Oye…. *le miré* ¿yo
no puedo tocarte el pelo o acariciarte mientras duermes? *se puso a hacer
pucheros* eso no es justo.
Lidia: Nadie te lo ha
prohibido –vale… ¿he dicho yo eso? :$-
Zayn: Entonces… *agarró
mis manos, me atrajo más hacia él y me rodeó la cintura con los brazos* tampoco
me habrás prohibido esto.
Se acercó despacio a mí;
estábamos a unos centímetros, mi corazón latía alocado. El no quitaba esa
encantadora sonrisa. Pude sentir su respiración, cada vez más cerca… y me besó.
Fue muy dulce, él me
sujetaba de la cintura y yo puse una mano en su cara y otra enredada en su
pelo. Noté su sonrisa en mis labios y se me aceleró el pulso, sentía su lengua
jugar con la mía y tiró suavemente de mí para acercarme. Acabamos los dos sentados
en la cama, yo encima suya.
//Narra Ada//
Cuando desperté, Lidia
estaba entrando en la habitación y Zayn también estaba despierto. Quería
dejarlos a los dos solos de alguna forma y entonces vi un WhatsApp sin leer en
mi móvil. Sonreí.
*Vienes a pasear? *ya
sabes que me encanta tu compañía ;)*
Les dije que iba a dar un
paseo para despejarme y salí disparada mientras le respondía. Cogí el iPod y
los cascos y bajé- Cuando salí fuera él ya estaba sentado en un banco,
esperándome.
Ada: Hola *sonreí* ¿dónde
vamos hoy?
Christian: ¿Confías en mí?
*me tendió una mano y la tomé*
Ada: *le miré confundida*
Sí, ¿por?
Christian: Ven conmigo
*tirando de mí*
Me llevó hacia el banco,
yo seguía sin entender nada. ¿De qué va esto? Cogió una cinta roja y me vendó
los ojos.
Christian: ¿Acaso tienes
miedo? *terminó de hacer el nudo*
Ada: ¿Debería? *agarrando
la mano que me tendía*
El camino se me hizo
largo, ya que iba con los ojos vendados. Íbamos por algún sitio del bosque,
Christian me ayudaba e impedía que me cayese. Hablábamos de cualquier tontería,
me encantaba estar con él. Noté cómo iba disminuyendo el ritmo hasta que se
paró. Me soltó la mano y se puso detrás de mí
Christian: Ya hemos
llegado *me desató la venda* ya no puedes huir, solo falta pedir el rescate y
esperar.
Ada: No hace falta que lo
pidas, eh.
Los dos reímos y me llevó
de la mano al mirador que había, todo era precioso. Me sorprendía que en el
bosque del internado hubiese sitios así.
Christian: ¿Te gusta?
*asentí, sonriente* me alegro.
Ada: Oye…
Christian: Dime *se volvió
hacia mí, apoyado en una de las columnas del mirador*
Ada: Me gustaría saber más
cosas de ti.
//En la playa, narra
Ángel//
Había pasado un rato; yo
seguía sentado en la arena, asimilando lo que me había dicho Hugo. Fui a la
orilla, a ver si me aclaraba las ideas, mientras yo paseaba la fiesta seguía.
Sentí a alguien que se acercaba por detrás. Angélica. Me volví; y para mi
sorpresa, era Mónica “Claro, Angélica está demasiado ocupada en la fiesta con
ese tío.” *pensé, con rabia*
Mónica: Ey, ¿qué tal?
Ángel: Bueno… ahora mismo,
confundido.
Mónica: ¿Confundido? ¿Por?
*sus grandes ojos me miraban fijamente*
Ángel: Eh… pues… por una
cosa que me han contado *aparté la mirada, incómodo*
Mónica: No hace falta que
me lo cuentes si no quieres *sonrió*
Le devolví la sonrisa,
agradecido. Era buena persona, se preocupaba por mí, no me presionaba a que le
contara las cosas y después no me lo echaba en cara.
Mónica: Te voy a dar un consejo,
así que escúchame bien.
Ángel: Te escucho.
Mónica: No te rayes ahora,
no merece la pena. Disfruta de la fiesta, pásatelo genial y ya tendrás tiempo
para pensar cuando volvamos al internado. No te estropees el día.
Ángel: Tienes razón.
Gracias, Mónica.
Mónica: Lo sé jajaja De
nada, venga vamos. *le ofrecí mi mano*
Ella sonrió satisfecha, me
miró mientras tomaba mi mano y nos dirigimos con los demás, de vuelta a la
fiesta.
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